Caminar es una de las formas más fáciles de mantenerte activo, sobre todo cuando batallas con el tiempo debido a tus compromisos laborales.

Sin importar en dónde te encuentres, ya sea rodeado de un campo pintoresco o en medio del centro de una ciudad bulliciosa, siempre puedes hacer un espacio para dar unos cuántos pasos y mejorar tu salud, tanto física como mental.

Aunque el riesgo de que te lesiones al caminar es más bajo que el de muchas otras actividades físicas, es necesario que conozcas y adoptes las técnicas adecuadas o, de lo contrario, podrías terminar con torceduras, huesos rotos u otras lesiones.

Muchas veces, incluso las personas que salen a caminar con regularidad descubrirán que su postura no es la correcta y que, si bien es posible que no sientan ningún dolor en ese momento, una mala técnica puede ocasionar calambres o hernias discales.

Además, si tu objetivo es bajar un cierto número de kilos, es indispensable que camines de la manera correcta, o podrías correr el riesgo de no alcanzar esas metas.

Te presentamos algunos puntos clave que debes tener en cuenta para obtener el máximo beneficio de tus caminatas:

Postura

Como ya mencionamos, este aspecto es extremadamente importante para cualquier persona que se tome sus caminatas con seriedad.

Caminar es algo que hemos hecho de forma natural desde tiempos inmemorables, pero eso no significa que lo hagamos bien. Por lo general, las personas les enseñan a los niños a caminar cuando son muy pequeños y luego dejan que desarrollen una técnica solos. Es en este punto en el que surgen muchos de los riesgos.

Todos crecemos a ritmos diferentes y nuestra altura, peso y complexión cambiarán mucho a lo largo del tiempo, por lo que es indispensable que nuestro estilo al caminar se adapte a esos cambios. Por ejemplo, algunas personas se acostumbran a caminar encorvados, lo cual puede causarles varios problemas musculares.

Si eres de las personas que se toman sus caminatas en serio, empieza por observar tu postura. La espina dorsal debe estar derecha, las orejas deben estar alineadas con los hombros y estos últimos, con la cadera.

Balancea los brazos hacia adelante y hacia atrás desde los hombros evitando que se crucen con el cuerpo, ya que esto último podría forzar los músculos a hacer movimientos antinaturales y causar calambres.

Pisa primero con el talón antes de despegar el pie con los dedos. Si dejas caer los pies con mucha fuerza, estarás colocando demasiado peso en ellos.

Encuentra la distancia perfecta

Es fácil que te pongas un objetivo al caminar muy ambicioso, pero esto solo podría hacer que te sientas frustrado y a que corras el riesgo de lastimarte.

Empieza con una meta pequeña y auméntala con el tiempo. Una buena idea sería que descargues una aplicación que registre el número de pasos que das diario y, de esta forma, te des una idea de lo que podrías lograr.

Primero, aspira a recorrer una distancia que esté justo por encima de tu promedio diario e increméntala cada semana en unos cuántos cientos de metros.

Cuando llegues a un punto en el que te cueste trabajo seguir, evalúa si estás listo para aumentar la distancia o si mantendrás la actual.

Camina por lugares que te motiven

Si no ves un verdadero progreso en tus caminatas, es posible que se deba a tus alrededores.

Después de todo, caminar por la misma ruta cada semana no tardará en volverse tedioso. Prueba salir de la rutina caminando a las afueras de la ciudad o hacia uno de tus lugares predilectos, como la casa de un amigo o un café.

Sin importar lo que elijas, tener un lugar de destino te dará una razón para llegar al final, y si los alrededores en sí son atractivos y agradables a la vista, será más probable que lo disfrutes y logres tus objetivos.

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