Cuando surge el tema de nutrición, especialmente para las personas que se ejercitan de forma regular, la conversación se centrará inevitablemente en la proteína. Nos han metido la idea de comer menos carbohidratos y más carne, pescado, nueces y otras fuentes de proteína. Nos incitan a consumirla antes y después de ir al gimnasio, además de que nos la venden en una variedad de polvos, barras y licuados para ganar músculo.

No obstante, ¿qué tan necesaria es en realidad y qué tanta información son rumores y solo moda? Cuando se trata de tu dieta, a menudo, corre mucha desinformación; parte de ella la propagan las compañías que buscan que compres más sus productos. Entonces. ¿debemos ingerir mucha proteína, o solo es un mito?

Lo cierto es que definitivamente necesitas una buena fuente de proteína en tu dieta, es un elemento esencial del organismo, es decir, la necesitas para crecer y reparar daños, aunque probablemente no debas comer tanta como lo haces ahora. De hecho, es posible que algunos de nosotros nos estemos exponiendo a enfermedades al consumir mucha.

En esta guía, revisaremos los mitos y realidades de la proteína para ayudarte a entender exactamente cuánta cantidad de este nutriente vital debes incluir en tu dieta, así como las fuentes de donde debes obtenerla.

¿Estoy ingiriendo mucha proteína?

Existe una manera sencilla de calcular cuánta proteína debes incluir en tu dieta al día. Muchos países cuentan con una cantidad diaria recomendada (RDA, por sus siglas en inglés) de algún tipo de nutriente, y en el Reino Unido es 0.75g de proteína por cada kilogramo de peso. Por ejemplo, si pesas 80kg (alrededor de 12.5 stones), debes consumir 60g de proteína al día.

Sin embargo, esto es solo la cantidad que una persona promedio debe ingerir. ¿Qué sucede si te ejercitas de forma regular, o buscas obtener una figura delgada? ¿Es sano consumir más de la recomendada? Bueno, ciertamente es saludable. Se cree que consumir al día hasta el doble de la recomendada es una cantidad segura.

Esto no quiere decir necesariamente que es lo mejor para tu organismo, ni que sea del todo útil para el ejercicio. Aunque la creencia predominante es que debes comer bastante proteína para ganar músculo, la realidad es que no estarás contribuyendo mucho a ello.

Tu cuerpo es un excelente conservador de proteína cuando se trata de realizar mucho ejercicio y consumir más causará que se descomponga en amonio y urea que se excretan en la orina. Esto no es algo negativo en casos aislados, pero si sucede durante un largo periodo, puede que fuerce a los riñones a su límites y provocar problemas en el futuro.

Al ejercitarte, no necesitas proteína en específico, solamente necesitas energía. Tu organismo quema calorías, y si no tiene nada que quemar, recurrirá a tus reservas de grasa y, al final, incluso perjudicará tus músculos.

En una entrevista de la BBC, la nutrióloga Dr. Helen Crawley comentó que: “No existe un beneficio certero de la alta ingestión de proteína, las personas que requieren un alto consumo de energía, sin importar el motivo, deben buscar la manera de aumentarlo sin incrementar demasiado la proteína”.

¿De dónde debo obtener mi proteína?

Existe otra razón por la que consumir mucha proteína puede afectarte. A menudo, cuando piensas en alimentos ricos en proteína, ¿qué te imaginas? A menos que seas vegano, probablemente se te ocurra la carne, específicamente la carne roja, o los lácteos. Aunque estos alimentos contienen mucha proteína, también tienen otros factores que te perjudican si comes altas cantidades de ellos.

Por ejemplo, la carne roja contiene mucho hierro; comer altas cantidades de ella provoca enfermedades cardiacas; además, un estudio reciente descubrió que las dietas ricas en proteína conducen a un 49 por ciento más de riesgo de sufrir una falla cardiaca. La carne roja, especialmente la procesada, como el tocino, se ha vinculado con muchas enfermedades, desde la diabetes hasta el cáncer de colon. La proteína animal también es rica en grasa, además de que puede aumentar tu colesterol.

No obstante, esto no quiere decir que debes reducir la proteína, solo que debes comer menos carne. En su lugar, varía tus fuentes de proteína para asegurarte de que estás llevando una dieta sana y balanceada. Además de comer más carne blanca y pescado, debes incorporar a tu dieta más huevo, granos, legumbres y alimentos como el tofu.

Esto te ayudará a conseguir la cantidad correcta de proteína en tu comida diaria sin los desagradables efectos secundarios de la carne roja. Aun así, recuerda que no debes llenarte solo de pura proteína, necesitas carbohidratos y grasa para mantener una dieta nutritiva y balanceada.